viernes, 1 de octubre de 2010

Capitulo XVII: “Pura Vida…” (Costa Rica)

Y aquí estamos de nuevo, en la carretera. Miles de kilómetros nos separan. Millones de historias, anécdotas, confabulaciones, decepciones y momentos de felicidad. Ansiamos tanto llegar a Tijuana, como también estar al día en nuestros relatos. Pero la vida en el camino es pura velocidad y el ayer no es ni más que el hoy. Así que debemos remontarnos al pasado. Aquellos días de sol, de playas, de amistades, de emociones. Tal vez este sea uno de los capítulos más “visuales” de nuestra historia, pero los paisajes lo ameritan. Tratamos de seleccionar al máximo y esto quedó. Pasen y vean. El camino se hizo montaña y allí donde éramos sólo dos, la kombi se volvía a poblar con Tef y Diego. Costó horrores cruzar la cordillera Central en dirección del Pacífico hacia el Caribe. En un solo día 200 Km., así que imagínense. La lucha de la gorda era épica, de ahí que en adelante cambiaría a su heterónimo “La Trepadora”. Nuestras ganas de atravesar otra frontera era enorme, pero al paso teníamos la posibilidad de conocer uno de los tan promocionados paraísos: Bocas del Toro. El famoso conjunto de islas paradisíacas del Caribe… Y la ruta se hizo mar… Lamentablemente dejábamos abandonada la camioneta (una vez más) ya que cruzarla no tenía sentido y menos que menos el precio… unos $!00 dólares de ida y otros tantos de vuelta. Así que resueltos a dispersarnos por unos días, conseguimos dejar la camioneta en el pueblo, en la Estación de Bomberos de Almirante, desde donde se aborda el ferry para llegar 1.Yah Bless, men…(Panamá) Y el mar se hizo paraíso… Llegados a Colón, la isla principal, donde se ubican la mayoría de restaurantes y hoteles, buscamos a nuestros amigos Tef y Diego que habían llegado la noche anterior. Cruzamos en una lanchita a 50 ctvs. hacia otra isla denominada Carenero. Un pueblito típicamente local, donde la mayoría son afrocaribeños y rastafaris, con una lengua parecida al creole, llamada “patúa”: mezcla de inglés, con español y palabras nativas. Allí estaban: nuestra futura posada, nuestra futura banda: la ranchada de Nico. El famoso camping y cabañas del rasta Moody. Allí nos encontramos con amigos de amigos del camino, con el cordobés Nacho que había cruzado el Darién con nos y otros más… Nada mejor que ese lugar. Un camping con carpas bajo techo, con colchones, pool, enfrente al mar verde y azul esmeralda. Encima un muelle, plagado de estrellas de mar y peces de todos los colores y tamaños…. Y a sólo 5 minutos caminando esta belleza:
Feos lugares, ¿no? Nuestra idea era recorrer la mayor cantidad de islitas y playas y trabajar un poco vendiendo artesanías en la isla principal y en la playa. De alguna forma necesitábamos cubrir los gastos, pero también se trataba de disfrutar. Y así fue. Por las mañanas y tardes nos embarcábamos con todos los chicos y comenzábamos a aprender a “caretear” como lo llaman allí; snorkel y sol. Conocíamos a Lu y Seba, pareja de argentinos en movimiento, músicos, trabajadores social, fotógrafos, y viajeros empedernidos. De apoco la ranchada se fue llenando y las comidas argentas se hacían presentes. Nico, rionegrino, socio del rasta Moody, superaba sus depresiones con la vista en el mar y otras hierbas…
Superando la crisis económica global…


Playa estrella: a sólo una hora en bus desde la isla Colón, se encuentra una de las playas más bonitas de América Latina. La naturaleza y las aguas cálidas y transparentes lo trasladan a uno a otras dimensiones. Por las mañanas la orilla parece “minada” por estrellas de mar. Por suerte el turismo hotelero no ha llegado en masa hasta allí, así que pudimos disfrutar de todo un día solos, junto a nuestra pareja amiga. Bucear allí si que es un placer. Por momentos aparecían mantarrayas gigantes desplazándose lentamente por la orilla y otras, algún que otro pez Marlin se veía saltar a la distancia.


Ese día de vender algo ni hablar.
Escenas del mundo caribeño I: bautismo.
Desayuno argento: Tef, Diego, Seba, Nico, Martina, Lú, y quien escribe.
Escenas de la vida caribeña II: la niñez.

Pasados los días la cosa comenzó a funcionar: por las noches a trabajar algunos, a “manguear” otros con artesanías, a tocar música otros más, la banda cruzaba a la isla Colón y lograba disfrutar y a su vez juntar dinero. Tal es así que nuestra idea de quedarnos 3 días se iba esfumando poco a poco. Las playas nos invitaban a quedarnos, las artesanías salían como pan caliente, el camping copado por argentos y rastas era como estar en casa y las comidas por las noches… Ni hablar de las fiestas… Así quien no se queda, che!!!!

Playa Wizar y Red Frog: más lanchitas y caminatas. El pueblo es precioso; Bastimento, puro local, Afrocaribeños y nada más. De las playas ni hablar. El nombre de una proviene de estas simpáticas ranitas y únicas en el mundo por su color. Esa tarde pudimos observar a los delfines jugueteando co las lanchas y hasta se animaron a seguirnos en nuestros nados…
Por esos días llegaba a la isla un famoso reguetonero rasta llamado “Rinox” para filmar su video “Fire, Fire” del cual participamos en varias tomas. Tarde de sol, de cervezas, de mar caribe. Muchaaaaaaa Rissssaaaaaaaa y fuimos famosos por un día. (Corran rápido a You Tube, queridos lectores)
Escenas de la vida caribeña III: Latinos…
¿Les parece? Miren:


Playa Punta Hospital: el mejor lugar para bucear. Arrecifes de corales de todos colores y una gran muralla que baja abruptamente a muchísimos metros por donde se observan peces de todos los tamaños!!! El tema es que cada vez más extranjeros están comprando islas y playas y ponen anuncios y carteles como esos para que nadie vaya. Lamentablemente el turismo y los negocios inmobiliarios están destruyendo mucho estos lugares maravillosos. Si todavía hoy, estamos esperando a esos “ladrones”…..
Escenas del mundo caribeño IV: atardecer en el muelle.
La antigua Cuentacuentos, devenida en Acuaman. El lugar lo amerita, ¿no?

Los tres días se convertían en una semana. El clima ayudaba mucho. Por las noches lluvia, mucha, por las mañanas sol, demasiado. El turismo era bastante y abundaba el trabajo. Nuestro mayor inconveniente era la pobre gorda, abandonada en el continente. La poca ropa que traíamos comenzaba a desfallecer. Así y todo nos quedamos una semana más… Tef y Diego partieron para Costa Rica, el cordobés Nacho para Argentina. Nosotros nos quedamos con Seba y Lu, futuros compañeros de ruta; incondicionales.



No sólo de bucear vive el hombre…


¿Dónde estarás amor de mi vida, que no te puedo encontrar?

La camioneta nos preocupaba y debíamos regresar al continente. Bocas del Toro nos había devuelto la sonrisa a la cara. Llegamos por tres días y nos quedamos casi veinte. Llegamos con muy poco dinero y nos fuimos con bastante para afrontar el nuevo camino. Llegamos con un par de amigos y nos fuimos con muchísimos. Pero el viaje debía continuar y hacia ahí íbamos. Ojalá Bocas nos vuelva a esperar en un futuro…

El cruce nos traía a la realidad y el cielo presagiaba un futuro funesto, incierto… El sentimiento de tristeza que teníamos al dejar las islas no lo habíamos experimentado tan profundamente como en ese entonces. Atrás dejábamos amigos y posibles futuras vidas, quién sabe, ¿no?

Hasta el capitalismo se mete en lo más profundo de nuestra sociedad… Por primera vez en año y meses y más de 25 mil kilómetros encontrábamos a nuestra infatigable “Clandestina” con una llanta desinflada. Si creo que ni sabíamos que teníamos ese gato… A trabajar se ha dicho… ¡¡¡éramos tan felices en las islas!!!! Y para mal de males la dirección de la camio, volvía a trabarse y a ponerse dura. Así y todo salimos a la carretera con nuevos integrantes: Lu y Seba que nos acompañarían bastantes Km.
La foto de rigor: la comandancia.

2.Pura Vida… (Caribe de Costa Rica) Camino a nuestro siguiente país: Costa Rica. Todo el mundo nos había atemorizado con el tema de los precios, se sabe que es el país mas caro de Centroamérica, así que entramos como quien dice, para ver qué onda y si no cruzarlo rápido, Por suerte las generalidades nunca funcionan para uno y pudimos disfrutar de los “ticos” por varios meses. A saber: cruzamos por la frontera menos transitada hasta ese entonces. La frontera, como muchas, como todas: un puente. Changuinola de un lado; Sixaola del otro. Los trámites fueron bastante rápidos, salvo que nos exigieron la compra de un seguro vehicular obligatorio por tres meses ($15 usd)

La frontera se parece mucho a la de Argentina-Bolivia: gente cruzando a pie por el antiguo puente del ferrocarril que transportaba los plátanos de un lado y del otro hacia el puerto de Limón para enviarlo a Europa. Mucha mercadería que pasa de Panamá a Costa Rica debido al alto costo de vida.
Foto postal “Amérika en Kombi” número…


Las carreteras “ticas” nos recibieron con lo peor de sí: buracos del tamaño de un elefante de un lado a otro, sumado a la lluvia, hacía de nosotros un paso lento La idea era conocer el caribe costarricense, en la zona de Limón. Nos habían recomendado mucho el pueblo de Puerto Viejo de Talamanca y sus alrededores.

Llegamos con mucha lluvia e infructuosamente buscamos campings y hostels baratos para los chicos que nos acompañaban. Imposible. Nos alejamos un poquito del pueblo y fuimos en busca de una playa tranquila y apartada para levantar nuestro camping salvaje



La playa elegida fue Punta Uva. Sin saberlo estábamos ante uno de los arrecifes de coral más bonitos de la zona. Acampamos allí tres días, pero la lluvia no paraba así que nos mudamos más hacia el pueblo en búsqueda de algo mejor. El fin de semana se anunciaba un campeonato de surf en playa Cocles y hacia allí fuimos en busca de algunas ventas.


La kombi-shop: camisetas y artesanías.
Regalo de la naturaleza.

Gracias al evento de surf, la gente se comenzó a sentir atraída por nuestra hermosa y rojita camioneta y así comenzó esta historia feliz de un mes y medio: Conocimos al dueño de mejor hotel de Puerto Viejo, “Las Islas Inn”, que nos invitó a hospedarnos en él con nuestra camioneta, utilizando todas las instalaciones y hasta desayuno incluido. José, su dueño, “el gringotico”, como le dicen, había llegado a principios de los ¨70 vendiendo artesanías y se quedó enamorado del lugar, cuando allí no había nada, y después de tantos años y esfuerzos había logrado el sueño de su vida: ese hotel, frente a una de las playas más bonitas del caribe. Seba y Lu, nuestros amigos, también consiguieron una casa de un surfista local para poner la carpa y así comenzó la PURA VIDA.

En un mes y medio hicimos de todo: primero probamos con las famosísimas y deliciosas “Empanadas Argentinas”, amasadas y todo por nosotros. Por la mañana y tarde nos recorríamos toda la playa de Cocles y el centro de Puerto Viejo y volaban. Así de a poco fuimos conociendo a la gente del pueblo.
Tortilla española y jamón serrano traído de España: invitación de unos huéspedes del hotel. Noche de lujo. Luego piscina.
Calles del pueblo de Puerto Viejo de Talamanca.


Luego de unos días comenzamos a planificar el futuro mundial de fútbol que se avecinaba. Ante la posibilidad de trabajar por un tiempo en el hotel y además conseguir un lugar donde hospedarnos decidimos tirar anclas por estos lados. La región de Talamanca es conocida por sus increíbles playas caribeñas y por su cultura propia. La presencia de antiguas compañías británicas bananeras hizo de este lugar un crisol de razas y costumbres, imponiéndose los Afrocaribeños. El ritmo de vida del pueblo es sumamente tranquilo. Mucho Rastafari y pescadores, sumado a los indígenas nativos hacen de Puerto Viejo un lugar turístico, pero sin perder su propia cultura. Tal vez sea uno de los pocos lugares que quedan así en Costa Rica (o como le dicen “Costa Gringa”).

El Parque Nacional Cahuita, es uno de esos lugares “pura vida” : un parque a orillas del mar caribe con playas de aguas cristalinas verdes, celestes y azules y con muchos ríos de distintos colores que desembocan en el mar produciendo el encuentro de aguas en un hecho casi mágico. Colores y texturas se fusionan. Mientras uno disfruta tanto una caminata, como una sesión de snorkel, es asaltado por estos: Monos aulladores, capuccino, serpientes, mariposas de mil colores, ardillas por doquier y más y más…. Las palmeras terminan de cerrar el paisaje de ensoñación…. Si queridos amigos, ya sé, esto parece una promoción o un paquete turístico, pero realmente es así, y hoy, en la distancia, creemos que esos días eran de pura dicha y felicidad máxima en la vida de estos dos viajeros. A veces la distancia deja a uno la capacidad crítica para analizar lugares, situaciones y demás; Puerto Viejo y alrededores sea tal vez uno de los lugares más mágicos en los que vivimos…
Pesca submarina con los amigos españoles: Trofeos (Barracudas)

Y a la olla…
Otra de las cosas que extrañamos de esos días: la rutina diaria de quien les escribe de retomar el surf; por las mañanas y tardes. De esa forma logramos otro trabajo de los tantos que tuvimos por aquellos tiempos. Playa Cocles, donde estamos viviendo es considerada una de las mejores playas de Costa Rica para surfear, pero también para aprender, así que constantemente llegan grupos de turistas o grupos de estudiantes de EE UU en un plan de estudio, así que la playa está plagada de rastas surfistas con escuelas, tanto va el cántaro a la fuente, que a fuerza de amistades, terminamos montando una pequeña PYME de fotos y videos. Sí, queridos seguidores, como escucharon: les sacábamos fotos y video en su primera vez parándose en una tabla. Clink, caja. El negocio duró bastante y nos dejaba mucho dinero en más de una ocasión, quien les escribe también tuvo que dar clases a algu que otro turista. Playa y sol todo el día, mucha fruta, limpiar la piscina del hotel, y por las noches dos horitas en el pueblo a vender artesanías… Esa era nuestra rutina diaria, como para no estar felices!!!!
En la peatonal junto a Rodrigo y Mariana vendiendo artesanías
Desayuno diario: feo lugar, ¿no?
Playas y más playas, Manzanillo, Punta Uva, Salsa Brava, Gandoca, Cauhita, incansables, las recorrimos todas y las buceamos, las surfeamos, gracias a tanta gente linda que habita este pueblo. Por esos días se aproximaba el mundial y nuestra pareja de amigos Lu y Seba, conseguían trabajo de administradores de un camping y hostel. Conocíamos a dos amigos platenses de vacaciones y de a poco la banda y las constelaciones futbolísticas se iban acomodando. Para demás José, el dueño del hotel donde vivíamos, compraba una pantalla gigante para el restaurante y quería que vendamos la tan famosa “parrillada argentina”. Por las noches “Magnum” (como le decíamos a Jose) hacía de las suyas. Mezcla de Castaneda, Sting y el loco Cordone, siempre estaba atento a nuestras necesidades y nos inventaba un trabajo, allí donde no lo había con tal de ayudar a los bolsillos de estos americanistas. Por esos meses de estadía sedentaria, la kombi viajera se convirtió en casa rodante fija. Nuestro medio era caminar y bicicleta. Lugar ideal si los hay para andar en bici. Todo el mundo lo hace, no sólo por el paisaje, sino también por lo destruido de las calles. El tema que llegaba el mundial y las pulsaciones de la banda de argentos crecía. Las rivalidades ya eran evidentes y los dueños italianos de los restaurantes ya evidenciaban su mala onda.
Días de mucha ilusión y esperanza. La rutina cotidiana variaba en función de partidos y horarios y cuando jugaba la celeste y blanca, los rituales argentos presentes. Mate, tortafritas, choris y demás. Las caminatas hasta el camping a las 5 de la madrugada con banderas, cantitos y de más, hacían del pueblo una fiesta. Tal es así que la voz se fue corriendo y par los partidos ya éramos más que argentinos…

En el medio el cumple de Martina con lomitos y chorizos al pan más cerveza y una torta sorpresa. Luego piscina, snorkel y surf… Qué más pedir para un cumple. Poco a poco las lluvias comenzaban a aparecer y la temporada se avecinaba. El turismo comenzó a decaer y nuestra ansiedad por recorrer camino latía en nosotros. El problema es que cambiar de lugar en medio de un mundial, no era una buena señal. Más si se venía ganando y jugando bien.

A Seba y Lu se les terminó el trabajo del camping y se largaron para San José de Costa Rica. Nosotros nos quedábamos unos días más y nos entraba la duda mundialista. Las lluvias arreciaban y ya lo teníamos decidido íntimamente: partir. Después de un mes y medio en un mismo lugar se nos hacía bastante difícil. Pensar que era el lugar en donde más habíamos permanecido en un año y meses. El nudo en la garganta se sentía y las lágrimas comenzaban a aparecer.


Nuestro ángel guardián de aquellos tiempos: Jose, dueño de “Las Islas Inn” Hotel. Eterno agradecimiento a vos y a Petra. Nuestra gente querida y los que no están también… Gracias por casi dos meses maravillosos!!!!

3. Tristeza nao tem fim…

Después de dos meses de parate la Clandestina volvía a las carreteras. Parecía ansiosa en su ritmo. Cruzar de Este a Oeste no le sería fácil. En el camino estaba el Parque Nacional Braulio Carrillo, una cadena de montañas que no paran de subir y subir. En medio de todo eso uno pasa por todos los climas posibles. Salimos con un sol que rajaba la tierra, al poco tiempo comenzó a nublarse, luego frío, luego niebla, luego una tormenta torrencial que no dejaba ver ni siquiera a tres metros y todo esto en subida, es decir a 40 Km. Por hora. En Centroamérica hay que acostumbrarse a que las distancias no se miden en Km. Sino que en tiempo… Llegar a San José nos llevó unas 4 horas.
Realmente después de haber vivido tanto tiempo en la naturaleza, el cambio fue muy chocante y hasta brusco y pensar que llegamos a una ciudad bastante pequeña y tranquila para ser la capital de un país. Ver a buses agolpados y a gente corriendo de un lado a otro nos hacía reflexionar sobre nuestra futura vida. La belleza de la ciudad está en sus alrededores. Tiempo atrás en su mayoría cafetales, hoy son pequeñas ciudades-pueblos en las laderas de cerros y montañas. Uno se aleja media hora y el ambiente rural y campesino se hace presente. Por suerte teníamos una invitación de un señor argentino que nos había escrito hace tiempo, después de haber visto una nota de nuestro viaje, que era dueño de un hotel en la capital. Hacia allí fuimos por unos tres días. Bastantes para recorrer el centro.
Nos volvíamos a encontrar con nuestros amigos Seba y Lu, y por los mediodías nos movilizábamos hacia la universidad para almorzar los ricos platos estudiantiles a un precio bien barato. Los chicos volvían a trabajar con sus fotos y postales, y no les estaba yendo mal. Nosotros conocíamos una familia de argentinos residentes en Costa Rica ya hacía unos 20 años, que muy amablemente nos hospedarían por un tiempito… Se venía el partido importante de nuestras vidas y era fundamental juntar fuerzas…
¿El futuro de nuestra inseparable kombi?
La familia Olmos nos recibía como reyes. Miren esa foto!!!! Tal vez, queridos lectores, ustedes no nos comprendan, pero ver eso en la parrilla casi nos hace desfallecer. Después de un año y meses sin un auténtico asado, con morcilla, incluida!!!! Durante la estadía fuimos mimados, como si estuviésemos en casa. Todo lo que se les pueda ocurrir respecto a las tradiciones culinarias de los argentinos, allí lo revivimos.
Llegaba el tiempo final, el más esperado. El partido contra Alemania y para eso juntamos fuerzas. Lamentablemente el hecho de haber tantos argentinos haciendo el aguante no sirvió de mucho ante la maquinaria teutona. Las ilusiones se desvanecieron y la triste realidad comenzaba a aflorar. Por suerte no estábamos en nuestro país… Tristeza nao tem fim… Final lapidario. A volver a soñar dentro de malditos cuatro años…
Postal de la ilusión hecha añicos…


La rueda de la vida seguía girando y allí estábamos, ahora si libres para seguir andando. Sin mundial, sin nada que nos ate. Los días en San José se hacían repetitivos. Todos los mediodías o tardes comenzaba a llover y no paraba nunca. De ahí que la antigua Cuentacuentos, se transformase en encantadora de serpientes. El ritual incluía masajes espinales y promesas de no lluvias. Resulta que el veneno no fue eficaz y las tormentas comenzaron a arreciar cada vez más.

Solita y sin apuro…


Aprovechando la estadía en la casa de nuestros amigos argentinos, utilizamos a San José como base para ir hacia otros lugares. En ese tiempo se ponían en contacto con nosotros la gente del Club de VW de Costa Rica., haciéndonos el convite para un encuentro nacional anual de exhibición en un centro comercial muy famoso de San José. Una buena oportunidad para nosotros para vender camisetas. De paso conocimos a la familia Oconitrillo (team) que se ofrecieron a revisar nuevamente (por enésima vez) la dirección de la camioneta y otras cosas. Gracias a Don Luis, Wicho y Jose, cambiamos el perno central del tren delantero y otras cosas; además nos regalaron una llanta de auxilio ya que la nuestra no servía para nada. Días en el taller de linda convivencia y aprendizaje. El “Team Oconitrillo” la dejó con un lavado de cara importante a la pobre gorda… más adelante vendrían nuevos problemas…

El encuentro nacional fue todo un éxito, con patrocinadores incluidos, malabaristas y grupos musicales, hizo reunir a toda la familia de VW y ajenos. Por suerte pudimos conocer a mucha gente maravillosa que nos ayudó y nos alentó a seguir en este camino que es el sueño, no sólo nuestro, sino que a esta altura de muchos. Este tipo de eventos no sólo nos sirve para vender nuestras camisetas, sino que también para promover una forma de vida, un sueño que se está cumpliendo y así, tal vez, contagiar a tantos otros que están en ese momento de indecisión. Quedamos sumamente agradecidos a toda la gente de Costa Rica que tanto nos ayudó y nos ayudaría en un futuro. Gente increíblemente sencilla que le da a uno todo lo que necesite, si nada a cambio. Gente que se compromete tanto como nosotros y que ellos también, ya son parte de este viaje.

Postal tapa de CD de grupo psicodélico.

Un día en el volcán Poas.


Los días comenzaban a correr y la visa de estadía de tres meses entraba en su etapa final. Nos costaba nuevamente cortar amarras de esa casa y su maravillosa familia. Teníamos ganas de recorrer el Pacífico y algo de montañas antes de irnos de Costa Rica. Entre Puerto Viejo y San José se nos habían ido unos 70 días mas o menos… bastante tiempo para nuestro andar gitano. Nos quedaba casi medio país para recorrerlo en 20 días. Está bien que las distancias aquí son bastantes cortas, pero llegaba la temporada de lluvias y las carreteras de Costa Rica son un horror. Lo único que no es Pura Vida… parecería ser que cuanto más rotas, más aventuras para los gringos que allí viven y explotan el turismo. La mayoría se desplaza en 4x4. Nosotros el único 4x4 que tenemos es algún que otro tango y milonga…



La familia Olmos: José, Blanca, Ana y Fabio.


4. Por el camino de las lluvias… Rumbo norte en sentido Oeste nos encaminamos hacia el famoso Pacífico costarricense. Atrás quedaría la Península de Osa y el Manuel Antonio, dos paraísos más, pero debíamos bajar demasiado al sur y nuestro objetivo era el norte. De ahí para la Península de Nicoya, hacia argentilandia: Montezuma y Mal País. En el camino nos quedamos sin gasolina, atrapados en un pueblito entre colinas. Caminata de una hora hasta la casa de un mecánico que nos vendió un galón a un precio desconsiderado…

La carretera se hizo mar nuevamente y esta vez, sí, pudimos embarcar a nuestra querida gorda hacia la península. El cielo no prometía grandes momentos y demás está por decir que de aquí en adelante nos acompañaría durante largos y largos meses. El ferry desde Punta Arenas hasta Paquera tarda unas dos horas. De ahí “carretera” en un estado deplorable. No sólo agujeros del tamaño de un planeta, sino que también subidas y bajadas de tierra después de mucha lluvia. Llegar a Montezuma nos costó bastante y encima no paró de diluviar durante los días de estadía. El pueblito es precioso, junto a la selva y las cascadas. El mar es más bravo que en el caribe y de un color mucho más oscuro. Los ríos en estas épocas colapsan y descargan su furia en el mar, transformándolo de un color amarronado. Montezuma

La cara lo dice todo: lluvia y más lluvia…


Debido al mal tiempo decidimos partir en busca de algún reparo. Lamentablemente comenzaba la peor época en Centroamérica y nosotros recién comenzábamos a desandarla. Vivir en una camioneta con todo el día lloviendo es bastante complicado, así que a moverse. La vuelta al ferry fue bastante dificultosa. La gran cantidad de agua caída nos hizo empantanarnos más de una vez en caminos destruidos por ríos desbordados.

Retomamos nuestra antigua compañera, la carretera Panamericana, hacia el lado del volcán Arenal y del lago homónimo. Zona de montañas y de un poco de clima frío. No nos venía nada mal. Cruzar de nuevo del oeste al centro del país, en la cordillera Central nos llevó todo un día. Al caer la noche decidimos parar en un descampado con vista al lago a unos 40 Km. del famoso pueblo La Fortuna.

Postal hippie. Mañana soleada, increíble, pero real…


La Fortuna es el pueblito que rodea al Volcán Arenal y al Lago. Famoso por estar en actividad y por poder observar, a veces, durante la noche la lava que desciende. Rodeando el lago uno puede encontrar hermosos pueblitos que mantienen la tranquilidad y el aroma de la vida campesina. Pequeños puentes de madera, cruzados por arroyos y ríos de agua cristalina, algunas que otras truchas, increíbles comunidades de mariposas de todos colores. Conseguimos acampar en el mejor lugar para observar durante la noche la lava del volcán y a esperar. Obviamente comenzó a llover y el volcán se cubrió. Entre sueño y sueño nos poníamos el despertador cada media hora para ver si éramos afortunados. La fortuna no estaba de nuestro lado; no sólo eso sino que nuestra kombi se convirtió en la atracción turística de los tours que venían a observar la lava durante la madrugada, así que nunca pudimos llegar a dormir. Esperamos otra noche y nada. Debíamos partir y la protagonista de esta entrada nunca dejaba de parar: la lluvia…


Postal “Amérika en Kombi”: detrás el volcán en todo su esplendor.


Antes de irnos compartimos una jornada de lectura con nuestra biblioteca infantil andante en una escuelita rural de montaña, en el pueblito El Castillo. La velada terminó con la exhibición de bailes típicos de la zona, en conmemoración de un deslave famoso en la zona que dejó como saldo, innumerables vidas y casas. Ya resueltos a seguir norte volvimos a cruzar la Cordillera Central durmiendo en gasolineras y demás. Tantas subidas y tantas subidas, exigían el acelerador a tope, así fue que el cable dijo basta…
Amor Puro. El hombre y la máquina.


5. Adiós Pura Vida… Acelerando y acelerando llegamos justo al atardecer a unas de nuestras últimas estadías por las playas del Pacífico. Llegamos a Playas del Coco, donde debíamos buscar a unos amigos suizos que vivían y trabajaban allí en buceo y paseos en veleros, que habíamos conocido en Panamá. Lamentablemente ya habían partido hacia Suiza asi que nos quedamos a dormir por la playa y nos olvidamos de la idea de navegar en velero por el Pacífico…

De ahí tuvimos un raid de 5 días de playa en playa, hasta llegar a Tamarindo. Sitio turístico por excelencia, donde los viajeros van a aprender surf y a vivir de fiesta. Obviamente la temporada baja ya se había instalado, así que mucha gente no había, encima las lluvias…
Deambulando por el pueblo dimos con una kombi vw como la de nosotros convertida en puesto de artesanías. Entre charlas y charlas conocimos al Loro, argentino, que vivía allí hace muchos años e intercalaba viajes entre Argentina y Costa Rica en temporada baja. Aprovechamos para armar nuestra kombi puesto y vender algo de paso…


El Loro y su máquina hippie shop…
Durante unos días nos hospedó en su casa y aprovechamos para despedirnos de Costa Rica y sus playas. Por suerte la lluvia paró un poco y pudimos ver el sol.
Por las noches mientras cocinábamos, los ladrones eran atrapados infraganti. Los mapaches arrebataban con todo. Teníamos que dejar la heladera atada, ya que se encontraba, fuera de la casa y la cocina también. Nunca vimos tanta voracidad en esos animalitos. Ni siquiera a uno le temían y revolvían todo… De ahí viene la máscara de los ladrones en los dibujitos… Partimos nuevamente y nos despedimos del Loro, prometiéndonos encontrarnos en México. La carretera de nuevo y ahora sí rumbo Nicaragua. Despues de 85 días dejábamos un país que en el comienzo creíamos no durar más de 10 debido a su alto costo de vida. No sólo que nos quedamos más, sino que también nos fuimos con ahorros para afrontar lo que vendría y todo eso conociendo y disfrutando al máximo de un país que es pura naturaleza…
En la ciudad de Liberia nos topamos con nuestra suerte y dimos con una promoción de comprando dos llantas, la segunda a mitad de precio. Nuestras dos traseras ya no daban más; los alambres eran ya visibles y mas de una vez la policía nos había intimado a cambiarlas, cosa que sorteábamos diciéndoles que en el próximo pueblo. Así llegamos desde Colombia… y el próximo pueblo, por fin existió. El chiste nos salió la mitad de lo que nos habría salido en Buenos Aires. Así que la Clandestina con zapatitos nuevos se encamino más que nunca rumbo a nuestro destino…
Y aquí es cuando los dejamos, queridos principitos, la siguiente parada es Nicaragua y luego vendrán Honduras y El Salvador, pero no se adelanten que para eso faltan unos cuantos Km. Por ahora nos despedimos desde otras tierras tan bonitas y tan lejanas. Aquí nos tiene la hermosa Guatemala con su cultura indígena Maya y sus 21 etnias actuales. La lluvia sigue y se transformó en huracanes y tornados. La idea es hacer un poco de tiempo por estos lados ya que las carreteras están todas con deslaves de lodo. Nada para asustarse. Estamos por cumplir un año y medio en el camino y ya estamos por llegar a nuestro último país de Ida: México. Muchos aprendizajes, muchos amigos y un sueño que ya anda en realidad… Los extrañamos a todos y cada uno, gracias por leernos, por seguirnos, por escribirnos, por apoyarnos, por alentarnos a seguir. Cada una de esas bocinas, esos saludos, en las rutas de nuestra América nos dan ganas de seguir soñando sin fronteras…

Desde las montañas del sur Guatemalteco Abrazos y Besos Viajeros... Próxima Estación, ESPERANZA. Hasta el Infinito, y más allá…

Para ver las fotos...















4 comentarios:

Chechu dijo...

Hola Chicos!!! Ayer fui a visitar a mamá Cris y a la abu "Heidi" como diría don Ulises y me contó por dónde andan... Hermoso relato, pero se hizo esperar!!! Martina, esa vicha me dió escalofríos!! Cómo te animaste a agarrarla???????
Como siempre, un placer leerlos.. Espero con ansias su llegada a México porque allí, además de cumplir su sueño, estarán cumpliendo el mío...es el lugar que deseo conocer de punta a punta..
Besos y abrazos desde Guillón.
Ceci.

julia dijo...

hola pareja... somos una pareja que esetá recorriendo en combi américa también... empezamos en méxico y ahora ya hemos llegado a panamá, hace un año y medio que salimos de viaje, y aquí estamos, en panamá, taponados por darién, y no sabemos como encontrar una manera medio barata de cruzar para colombia, todo l oque hemos encontrado hasta ahora es caro, y bueno, hasta hemos pensado en vender la camioneta, pero no tenemos ganas, es nuestra casa todo este tiempo y nos da una pena... en fin, estamos en contacto, quizá volvamos pronto a costa rica si nos nos dejan cruzar... saludos...

julia y tomi
julia.cortes.campos@gmail.com
skype: jcortescampos

Alexandra ✿ (o\_!_/o)✿ dijo...

Hola chicoss! q emocionante entrada!! no importa poco a poco es divertido leerles todo lo que pasaron en el viajee!! igual los sigo desde el Face!!, Espero se encuentren suuper bien y yo acá en Panamá tratando de ayudar a otros viajeros como Uds a cruzar a Colombia, está complicado =( y para rematar los mecánicos que no ayudan =( un poco decepcionante esta situación!! pero allí voy hechandole ganas al asuntooo =(

Espero se encuentren bien! y si pueden ayudar a estos chicos con clo q puedan seria genial!!

Anónimo dijo...

Veo tus fotos y muero por viajar!!!!!!!!
En cuanto me den permiso en el trabajo, me compro algun vuelo barato para algun lugar de playaaaa y me voy!!! ME HAN TENTADOOOO