viernes, 27 de noviembre de 2009

Capitulo XII: La argentinidad al palo o los vagabundos del dharma (Morrocoy, Puerto Cabello, Valencia, Barquisimeto, Mérida)

1. Invocaciones…

Dicen que el movimiento transmuta y lo que es presente se vive como un instante preciso donde ya es pasado. Manejo la “Clandestina”. El sol se esconde lentamente. Tal vez no haya momento de más plenitud en el viaje como este. La carretera es ensoñación. La metáfora remanente, la vida es sueño. Como esas imágenes de road-movie. La oscuridad comienza a ganarle al día. Es el ocaso. La quietud reina todo alrededor y nosotros nos movemos sin que a la naturaleza parezca importarle. Partiendo el territorio venezolano. De Oriente a Occidente, de los llanos a los páramos, vuelta a un mismo lugar. Parecería ser que el lugar hacia donde nos dirigimos no importara. Lo que sí importa es el movimiento. Nuevamente estamos desandando caminos. ¿Qué importa, no? A disfrutar de la gasolina, comandante… De la radio sale la voz de “Huguito” que nos acompaña en todo momento. Revolución y Big Brother, está en todos lados y a toda hora, para hablarnos de lo que sea… Sus días son de 30 hs y algo se asemeja a nosotros. En el fondo, hay una carrera contra el tiempo y todos estamos en el mismo juego…


Nos dirigimos hacia un destino turístico de excelencia en Venezuela: Chichiriviche, donde dicen, están las mejores playas. Los Cayos. A disfrutar se ha dicho, ¿entonces? La cosa es que recibimos una llamada de un integrante del Club VW Valencia, ofreciéndonos su casa de veraneo en las tranquilas costas del mar Caribe por el tiempo que quisiésemos y como estamos “muy estresados”, señores hacia allí vamos…
La carretera que nos lleva hacia allí está destrozada. La noche nos va sorprendiendo y con ella una de esas lluvias que parece que se terminaría el mundo. Debemos parar. Nuestro limpiaparabrisas se niega a seguir trabajando a estas horas de la noche si no se le reconoce horas extras… y encima traemos hace rato arrastrando el problema de nuestras pastillas de freno que no se consiguen en toda Venezuela… pobrecitas, son pura lata, ya pero la telenovela sigue y mientras escribo esto, escucho golpear, acariciar suavemente las gotas de la lluvia en el techo de nuestra querida casakombi. El ruido invita a sumergirse en pensamientos. Ahora, aquí, en la lejanía observo esas gotas en el parabrisas y recuerdo allí, en mi antigua vida, cuando intentaba trasladarles a mis alumnos de secundaria la esencia de ese texto maravilloso de Cortázar que habla sobre las gotas y su distintas “transformaciones” (ahora no recuerdo su nombre…)
La copiloto me grita, me empuja, “basta de poesía, mi vida, que se nos hunde el barco…” No me doy cuenta que donde estamos parados, comienza a inundarse…
Adiós gotas, adiós Cortazar, adiós poesía, recuerdos…
A seguir adelante…



2. EL paraíso perdido…

Las fotos hablan por sí solo, ¿no? Nos encontramos con unas playas paradisíacas que poco a poco vamos conociendo. Para llegar a cada una hay que tomarse una lancha, que cueta algo de dinero, pero la inventiva argenta está presente y después de conocer a ciertos personajes del “hampa” turístico, nos reinventamos y logramos hacer “dedo” en las lanchas (sí como lo escucharon!!!) en nuestras aproximaciones a los distintos Cayos… Ellos invitan, daiquiris y lectura y por si fuera poco hamacas en palmeras…



La zona denominada Parque Nacional Morrocoy comprende una extensión de archipiélagos, playas y parques dispersados por todo el mar Caribe. La zona está custodiada por Imparques y para todo se tiene que pedir permiso. El problema no es ese, sino que, cuando uno va para un lugar lo mandan para otro y cuando va para allí lo vuelven a mandar de donde uno viene. Parece que se pasan la pelota, o mejor dicho para acampar u otras cosas hay que “adornar” a ciertas personas.
En Cayo Sal tuvimos la mala suerte de conocer a uno de esos personajes. Con muy mala onda, el guardaparques de turno nos quiso sacar las artesanías, amenazándonos con expulsarnos del Cayo. Ni hablar de acampar. Encima comenzó con la perorata de “de esto no es argentina, que se piensan bla, bla, bla…” No nos importó, ya que con lo vendido en el poco tiempo antes que nos delataran, nos dio para disfrutar de una tarde de “turista all inclusive” con cerveza y mariscos incluídos y aguas templadas y cristalinas por sólo 5 dólares… No hay mal que por bien no venga, ¿no? De yapa, a la vuelta enganchamos una lanchita que nos devolvió al continente gratis y encima los turistas que volvían en ella nos compraron artesanías y nos invitaron a comer unas hamburguesas…Socialismo, Patria, o muerte, ¿no? Venceremos…


El Viejo y el Mar…

3. “América Rodante…”

Amparados en nuestra nueva casita “VIP” dentro de un complejo llamado “Ciudad Flamingo” con piscina y aire acondicionado incluido, nuestros primeros días se debaten entre placer turístico y ventas para subsistir. La feria de artesanos está visiblemente dividida en dos; por un lado los “artesanos” locales que se dedican en su gran mayoría a revender; y por el otro los artesanos del mundo: argentinos, colombianos, uruguayos, chilenos. Buena banda, buena junta. Las noches por allí son interminables, aunque pocas ventas, las historias de viajes van y vienen como sus caminantes…
En uno de esos días nos sorprende un grato encuentro. ¿Esa placa no es argentina?, nos miramos. Y el camino nos une.
Resulta que “América Rodante” se convertiría en nuestros nuevos amigos y familia viajera. Las dos parejas, Nico y Mauri de Tandil, Sole de La Plata y Merce de Chascomús, viajaban en un Mercedes 608 casa rodante. Ellos también se decidieron interrumpir sus vidas cotidianas por un año para recorrer Sudamérica con el propósito de realizar una radio alternativa e ir dándole voz a las radios comunales de distintas partes de América Latina: Frecuencia Latinoamericana. El mundo es tan chico que algunos teníamos conocidos en común de la ciudad de La Plata y de la Patagonia…



Sabiendo de necesidades viajeras, ¡¡¡una ducha y una verdadera cama!!!, la banda argenta “rancheó” en la exclusiva “house” de “Amérika en Kombi”. Como ustedes sabrán, queridos seguidores, cuando se encuentran paisanos de un mismo campo, comienzan a proliferar todas las nostalgias y la maquinita no para… Días de felicidad pura, de celebración, con asado, ñoquis y panqueques con dulce de leche incluido. No faltaron mates, ni tererés para refrescar las cálidas jornadas. Y a reventar los parlantes con Los Redondos y ojos rojos…




Por las noches la piscina era testigo de grandes historias y celebraciones. Las frases favoritas por esos días de estos americanistas eran del tenor de “para vos Pasman, la tenés bien adentro” o “que la chupen…” Cervezas y humo. Mucha amistad y hedonismo. No sería la primera vez de estos encuentros, ya que una noche en el pueblo realizando una de las compras nocturnas para prender el fueguito, dimos con la colorada “máquina infernal”… Daniel en su Renault 4 había salido de Ushuaia y estaba realizando, también, toda la vuelta a Sudamérica. Obviamente donde comen 2, comen 4 y el rancho se volvió más grande. Alternando idas a playas y ventas por la tarde noche, todos volvíamos a “casita” para disfrutar de las bondades de aquellos que no tenemos hogar fijo… Nuestra casa es el mundo, dijo alguien alguna vez, y nuestro techo, el cielo estrellado…


Las tres máquinas lucen orgullosas. Por esos días se dedicaron, ellas también, a intercambiar anécdotas.


Acostumbrados todos al movimiento las despedidas fueron un “hasta siempre”. Nudos en la garganta y promesas de encuentro a la vuelta cuando “Amérika en Kombi” entre por Ushuaia. Los chicos de la “mercedita” nos regalaron días de felicidad y como yapa 1 kg. de yerba Rosamonte!!! Y sahumerios “made in once” para vender… todo suma en este largo camino. Saliendo a la carretera nuevamente, caravaneamos un rato los tres juntos, como si estuviéramos en nuestro “ispa” y los caminos nos dividieron…

Para seguir sus viajes pueden entrar a www.americarodante.com.ar y a www.lamaquinainfernal09.blogspot.com

4. “No todo se desvanece en el aire…”



Teníamos una invitación pendiente para ir a Puerto Cabello, cerca de Maracay, donde hace 1 mes ya habíamos estado y hacia allí nos dirigíamos. No podíamos defraudar. La supuesta idea era llevar la Biblioteca a la ciudad, ya que la alcaldía estaría interesada en nuestro proyecto y nos podríamos ayudar mutuamente, según el contacto hecho por un conocido de unos amigos. Paralelamente, el escape de la kombi decía “basta” y nos ensordecía a cada paso. Ni hablar del culebrón de “Las pastillas de freno”… A buscar, entonces.
Tomando contacto con los clubes VW, nos encontramos con el Sr. Anselmo, presidente del club VW Puerto Cabello, que nos regalaría uno de kombi pero para un motor 1200. El mismo era demasiado chico y no coincidía los agujeros. También teníamos el tema de las pastillas de freno, que cada día nos preocupaba más… En Puerto Cabello, tampoco había… Esa noche volvimos a nuestra querida “casita”: dormimos en la kombi en un estacionamiento de una pizzería, frente al mar… y encima nos regalaron una pizza y una ducha… como corolario una exquisita charla con el sereno nocturno y sus “serpientes”



Esa mañana gracias a los contactos de un seguidor de nuestra página y un fanático y dueño de una kombi, Rachael, nos invitó a uno de los programas de radio más escuchados de la ciudad: “Recién Parados” FM Evotution . Allí en dos horas, nos divertimos y pudimos contar de nuestro sueño y dialogar con gente en vivo. Gracias a ello zafamos una noche de hotel gratarola y una invitación a un evento a realizarse en la ciudad para vender nuestras remeras (“franelas”) en un stand.


Junto a David Bonilla y su familia que nos hospedaron en su casa, en una tarde de playa con Miguel Ángel y Mecha, dueños de una hermosa VW Westfalia.


La copiloto tendría que viajar hasta la ciudad de Maracay para lograr rellenar nuestras pastillas de freno. Mientras tanto, gracias a unos amigos de David, intentábamos adaptar el escape. “Lo atamo con alambre…” decía Copani, no?
Lamentablemente las promesas no se cumplían y el encuentro con el alcalde y demás para el proyecto de la Biblioteca se desvanecía. La burocracia es muy grande en Venezuela. Para entrar a una escuela hay que tener permiso, permisos y más permisos.
Pero no todo se desvanecía en el aire…




“AeroCar 2009 Puerto Cabello”

Invitados al evento de forma gratuita, hacia allí fuimos. El espectáculo era para celebrar el aniversario de la aeronáutica bolivariana (creo) y se realizarían competencias de tunning y de piques, con exposiciones de vehículos y demás. Por esos días necesitábamos imperiosamente acrecentar nuestras arcas, pensando en lo venido: Colombia, la gasolina más cara de América Latina…
Así que a contar hasta 10 y darle para adelante… No queremos negar que nos sentimos sapos de otro pozo, pero el intento valió la pena, ya que pudimos juntar el dinero invertido en las nuevas franelas que habíamos comprado y además nos quedábamos con stock… Ensordecidos y rodeados de reggaeton y Shakira, sobrevivíamos al primer día. El próximo tendría una sorpresa reservada para nosotros…



Al otro día armando nuevamente nuestro “kiosquito” nos sorprende la invitación especial conseguía por nuestro amigo Racha. Volar en helicóptero a 10 000 mts. de altura y la “posibilidad” de tirarnos en tándem en paracaídas… Los nervios y la adrenalina subían ante tal invitación. Las ventas quedaron de lado y sólo esperábamos la llamada triunfal de un sargento X para llevarnos al helicóptero.

Las aspas giran. Uno se agacha. El viento es incontrolable y el ruido aún más. Levantamos vuelo. Hay una especie de tensión en los músculos de los paracaidistas. Todos se dan ánimo y se saludan. Parece la salida de un equipo de fútbol en el túnel rumbo al campo de juego. El mundo y la tierra parecen dibujos desde el aire. Que gran misterio, somos tan pequeños y tan complejos a la vez. Pienso muchas cosas desde aquí arriba, qué hago, por qué estoy con esta gente extraña que anda volando por el aire como si fuese lo más normal del mundo. Todavía no sabemos si nos tiraremos. Se llega a la altura y comienzan los preparativos. El helicóptero gira en círculos manteniendo su posición. A última hora nos dicen que no hay más paracaídas…Desilusión grande para ambos, pero estar allí ya es un lujo. Se abre la compuerta de atrás del helicóptero y veo el vacío. Pienso en las películas de guerra. Estamos en un helicópteros de esos… y de pronto se lanzan… uno ve como desaparecen hacia abajo y son chupados por el aire, pero la cara de felicidad es enorme… No somos los unicos “locos” por estos lados…

Volvemos a pisar tierra firme y a nuestra humana razón, más lejos de los dioses y más cerca de los hombres. El evento se va terminando y somos invitados a un hotel para descansar bien y partir temprano a la mañana siguiente, nuevamente a la ruta…





De Puerto Cabello pasamos por Maracay y nos despedimos para agradecer a su gente (todo el club VW Maracay) que tanto nos ayudó, y especialmente a Luis y Elsa. De ahí para la ciudad de Valencia para despedirnos y cumplir con lo adeudado. Cena en el restaurante de Gilberto (exquisita), quien nos prestara la casa de Chichiriviche, con la gente del VW Racing Valencia y noche en lo de Cristian y José, dos grandes amigos de esa ciudad. Poco a poco nos vamos alejando de Venezuela y debemos despedirnos de tanta gente amiga conocida en ese tiempo.



La proa apunta hacia el norte. Barquisimeto, para luego subir a la Cordillera de los Andes venezolana por la carretera transandina. Allí se encuentra el punto más alto de carretera de toda Venezuela. Unos 4200 mts. Sobre el nivel del mar. Nuestra querida kombi va demasiado pesada. Cargamos en ella unos 600 kg aproximadamente, que sumados a su alto pesaje, hacen de la “Clandes” una obesa empedernida…
Nos preocupa el tema, ya que desde Uruguay contamos con una caja de cambios de VW gol que nos permite andar a grandes velocidades sin exigir el motor, pero cuando hay una subidita se empieza a complicar… Sabemos de una persona que todo lo puede y hacia allí vamos, además también teníamos promesas desperdigadas por esos lados por cumplir…

5. “En lo de Mac Guiver…”

Lugar de viajeros en kombi obligado, llegamos a la ciudad de Barquisimeto, donde nos esperaba un gran amigo, Elio, alias Mac Guiver, conocido por todo el mundo de VW venezolano. Antaño presidente del club VW Los Guaros, el presente lo encuentra en el proyecto de la federación de clubes VW de Venezuela. Llegados al taller, nuestros anfitriones no nos dejan perder un segundo y comienzan a desarmar y a realizar llamadas para conseguir hasta lo inconseguible. El piloto de esta historia deja su ropaje de universitario y se carga orgullosamente el mameluco para desarmar en un día dos cajas de kombis. Según decían los presentes, marche un libro Guiness…




La historia dice que antiguamente este lugar mágico había albergado también durante mucho tiempo a dos grandes viajeros como Diego y Vero de www.amerikanomade.com.ar. Por esos días conocimos a lindos personajes. Como muchos saben, cuando uno tiene tiempo o no tiene nada que hacer se va para el taller o para el negocio de un amigo. La gente pasaba y no perdía oportunidad de celebrarnos. Cervezas y cervezas. “Estamos en Venezuela pana, esa es la vaina…”. Los días eran con horarios fijos de 7 a 12.30 hs al taller, luego almuerzo y hasta las 18.00 hs al taller. Claro que se alternaba con historias, chistes, chicanas y demás. Luego de unos días pudimos conseguir una caja de cambios nueva de kombi brasilera original año 95 y encima la cambiabamos mano a a mano con la nuestra….Que más pedir!!!!! La pobre “Clandes” debería olvidar sus días de glamour donde se le animaba a un Camaro en cualquier semáforo, para volver a su fuerza natural: 80 km por hora, pero subiendo hacia el infinito y más allá…
A festejar se ha dicho:



No será un asado argentino, pero pinta no le falta…




“General, dos potencias se saludan…”


Hospedados en la casa de Mac Guiver, conocíamos y disfrutábamos de su familia y por las tardes a vender se ha dicho… Marche unas franelas, artesanías y sahumerios… si con tal de juntar dinero, estos dos personajes son capaces de empeñar hasta la madre…
A partir de aquí los relatos de mecánica se repetirían con frecuencia. Recuerdo un viejo dicho de mi father que decía, “donde muchas manos entran…” y así es. La Clandestina comenzaría a ponerse quisquillosa y requerir una mayor atención, como si fuese una novia primeriza, o peor aún… Sabíamos de su nobleza que nos permitió durante 20 000 km sólo ponerle gasolina y a veces “recordar” que lleva aceite… Pensar que tiempo atrás nos preocupaba el hecho de que le pasara algo a la kombi y hoy lo vivimos como algo supernatural, que nos pone a prueba y nos habla también de nuestro crecimiento, no? Si nos quedamos varados en una carretera desértica, no falta nunca un “ángel” que siempre pasa cerca de nosotros...




Con más nudos en la garganta, después de una semana de compartir, no sólo taller y cervezas, nos debíamos despedir nuevamente. Tal vez sea lo único que lamentamos de nuestro viaje: una eterna despedida de lugar a lugar. Pero como dice una canción, “no somos de ninguna parte, en el mejor de los casos seremos un mundo aparte…”.
No nos alcanzaría ni siquiera una vida para devolver tanta gratitud a esta familia y al Gran Mac Guiver, persona de corazón enorme y noble: la solidaridad es su ley y la amistad ETERNA… No te extrañe, Mac, que en algún momento volvamos…


6. Detrás…La Cordillera de Los Andes…


Partiendo nuevamente, sólo nos queda dos semanas de permiso en Venezuela, gastando, como solemos gustar, hasta el último día de un país… no todos los días se vive algo así.. Nos queda recorrer toda la carretera transandina recorriendo uno de los lugares más bonitos de todo el país: los páramos. Transitando carreteras angostas, comenzamos a dejar por el espejo retrovisor, días de calor. En el paisaje se van recortando las curvas majestuosas de la cordillera y la kombi va escalando poco a poco metros sobre el nivel del mar. Pueblos pequeños, rodeados de nubes, con la tranquilidad de la vida en la montaña, nos va sorprendiendo. Casitas coloridas y plantaciones de verduras y hortalizas en las laderas de las montañas.


La Revolución Bolivariana presente en los páramos: la Misión Rivas.

La carretera se transforma en calle y nos vamos metiendo en pueblitos. Sus habitantes nos saludan y se ven sorprendidos, por la presencia de “Esa” nave espacial roja. Nos observan, sentados, desde sus sillitas en la vereda de la puerta. Una escena bien del interior donde el tiempo parece estar detenido. Dejamos atrás Quibor, El Tocuyo, Guárico, cruzando Quebrada Negra, Biscucuy, Campo Elías. La carretera troncal 7 va atravesando pueblitos e internándose en el páramo.


Homenaje a la decadencia de nuestros primos… ¿Ya llegamos a Argentina? Cerca se encontraba un pueblo llamado Buenos Aires…




Los km no se miden en tiempo, como ya hemos aprendido. La noche se acerca y sólo hemos recorrido 300 km. Caminos con subidas y bajadas a 3000 mts y encima neblina hacen que busquemos un rincón para tirar el colchón. El frío comienza a notarse. La “calefa” de la gorda no funciona. A sacar la ropa de invierno se ha dicho, meta gorro y sopita. Llegamos a una ciudad llamada Boconó y decidimos buscar nuestro segundo hogar en el mundo: bomberos. Lamentablemente si bien la ciudad no es tan pequeña, no cuentan con un cuartel. El más cercano está a unos 60 km y el trayecto se impone con más curvas y subidas entre la neblina. Desistimos.



Haciendo un descanso para pensar, mate de por medio, se nos acerca un señor con curiosidad por nuestro viaje y entre charla y charla, se ofrece para acompañarnos hasta un Parque nacional con una laguna cerca de allí, donde conoce al guardaparques. Siempre aparece una solución y si no la generamos. A acampar!!! El cansancio, junto al frío se hace notar. Manejar por estos lados no es lo mismo que en el llano. Llegamos al Parque Nacional Guaramacal y luego de charlas y presentaciones con el guardaparques, estacionamos la kombi enfrente a su casa y a la laguna. No nos cobran el ingreso y encima somos invitados a cocinar dentro de la casa. De lujo. Sopa y arepas. Luego fideos. Se nos vino el invierno encima, mano!!! Ya olvidábamos su rigor, escapando tiempo atrás de nuestra patria natal antes de su llegada. Lo lindo: dormir en la kombi sin calor!!!!



Escenas de la vida cotidiana: anciana secando los granos de café sobre la carretera.

Partimos temprano, luego de unos mates, junto a la laguna y al sonido de las pájaros típicos de estos lugares. La idea era tomar rumbo a Trujillo, pero luego de media hora de recorrido, el trayecto se nos ve interrumpido por un corte de ruta de estudiantes de secundaria, cansados de las condiciones en las cuales estudian y del estado de su escuela, olvidados en un pueblito de montaña. El corte ya lleva 2 días y ni siquiera la policía se ha acercado. La cola es interminable. Esperamos un rato y luego de escuchar sus reclamos y realidades, vemos que la cosa no camina. Retroceso y a desandar el camino. Buscamos una vía alternativa y nos informan que podemos llegar a nuestro destino vía Niquitao. El inconveniente: es una de las regiones más altas, con subidas pronunciadas y la carretera en muy mal estado. “Pura Toyota”, nos comunican.



La miramos a ella y parece sonreírnos. “A brillar mi amor…” Confiamos en su nueva caja. Despacito y en primera, segunda, nos metemos en pueblitos de montañas lindísimos. Pasamos por Las mesitas, Tuñame, Jajó, Las Puertas. La noche se va acercando a medida que nos dirigimos a Timotes y la neblina nos vuelve a atrapar. Ya nos habían avisado que por estas zonas después de las 4 de la tarde ya casi no se puede transitar, salvo, obvio, que seas lugareño…


Postal “Rainbow” o como detectar hippie o hipie, como dice Peter Capusotto. Ores, montañas y nubes, y cerca, pero muy cerca los dioses…


7. Golpeando las puertas del cielo…

Llegamos de noche a nuestro destino después de varios “inconvenientes”. La tripulación se sublevó. Teníamos una casita prestada en un lugar llamado El Rincón de la venta, a unos km del pueblo Chachopo. Sin luz y con pocas fuerzas para cocinar. Sopita y a la cama. Mañana será otro día…



Ultima tecnología para el campo: dicen que al ver esta foto la Sociedad Rural y la Mesa de (des)Enlace comenzaría a exigirle nuevamente a Cristina menos retenciones para poder adquirirla.


Estamos a 3800 mts. sobre el nivel del mar y se siente. La cabeza pasa factura y la kombi parece fatigada, pero llegamos. La famosa “trasandina”. Zona netamente agrícola. Gente trabajadora, de rostros curtidos por el frío, el sol y el viento en estas latitudes. Serenos. Callados. Trabajadores
Durante el día el clima destella un sol abrazador, por las tardes noches la sensación térmica cae bruscamente. La casa que nos prestan tiene chimenea: placer de dioses. Fueguito a leña para calentarnos y de paso se tira algo a la parrilla, ¿no? Argento, ¿yo?




El primer día nos transformamos en turistas: Pico del Águila, Collado del Cóndor. El punto más alto de carretera de Venezuela: 4100 mts. sobre el nivel del mar. La kombi comienza a sufrir cada vez más el mal de altura y sus tripulantes también. Esta porción de territorio comprende la mayor cantidad de parques nacionales y se transforma en la zona más turística del país. La diferencia térmica es bastante notoria desde los 3000 mts en adelante. Aprovechando la afluencia de turistas la kombi se encarga de realizar todo el trabajo. Remeras y artesanías salen como pan caliente. Conocemos a dos artesanos y viajeros argentinos que nos invitan a la feria montada allí. Hay lugar para visitantes y se cobra muy poco para mantener la cooperativa. La propuesta es interesante y quedamos para el día siguiente.





Apartaderos es un pueblito típico de los páramos, muy famoso turísticamente. Sobre el costado de la carretera corre un río de agua cristalina y helada, dejando ver de vez en cuando algunas truchas Arcoiris. Probamos unas deliciosas empanadas de trucha y la señora del local nos cuenta de otra kombi argentina que había pasado por allí unos 6 meses atrás. Como si fuésemos dejando pistas a nuestros pasos reconocemos las fotos de los chicos de Amerikando. La señora nos cobra el almuerzo en artesanías y salimos contentos y con la panza hinchada.

El Parque Nacional Sierra Nevada, entre las nubes.


Una paleta de colores hecha casas…

Y un día dijo basta… tanto subir, baja, acelerar, batallar, nuestra entrañable Clandestina, sufrió una “arritmia” en su corazón. Lamentablemente desde que se le comenzó a meter mano, los acontecimientos funestos se fueron sucediendo… Como quien extraña a su doctor (Pedro, en Argentina) a la kombi se le zafaron los espárragos de un lado de las culatas (si queridos seguidores, sabemos que para ustedes es chino básico) y la pobre andaba echando aceite por doquier, sumado a la pérdida de fuerza. Decididos a no sucumbir, la roja quedó aparcada por un tiempo determinado y los jóvenes viajeros volvimos a nuestra vieja y querida forma de andar: a dedo!!! Anduvimos por pueblos sin la kombi y si bien la extrañábamos, recuperábamos cierta libertad de no pensar donde dejarla y esas cosas. Montados en una cantidad innumerable de camionetas (obviamente, puro Toyota) nos conocimos a la mayoría de cargadores de hortalizas de la zona que casi ya intuyendo sus horarios nos levantaban y nos traían y encima nos regalaban frutas y verduras…qué más…



Vislumbrando el futuro incierto aprovechamos para retomar la propuesta de Pablo y Josefina, los artesanos argentinos. Y así nos sumamos a la banda del parche. Conocimos a grandes amigos como el Wilche, el parce (Colombiano), el rasta y otros más. Días de trabajo y mucho frío, alternábamos las ventas con historias y alguna que otra escapadita a las montañas. Mucha Paz y muchas ventas. Lamentablemente las remeras no salían, ya que no estaba la protagonista estelar de este relato… pero igualmente sumábamos para el futuro gasto en el arreglo. Mejor, imposible.


La princesa en acción, no sólo es “encantaniños”, sino que también “atraeturistas”

Los satélites imperialistas locos: ¿Bin Laden, Subcomandante Marcos, “Huguito” Chávez, Sendero Luminoso o simplemente un “croto” muerto de frío?



La unión hace a la fuerza: días parchando y compartiendo “dedo” hicieron de nosotros parte de la “Comunidad Inestable Económicamente de Chachopapo”. La junta dio sus frutos y junto a Pablo y Josefina reinventamos unas típicas empanadas salteñas fritas… Tal era la necesidad, que nos comimos 3 docenas y media entre 4. El entorno invitaba a comer y beber. Luego vendría baño en el río y fogón nocturno. Esa noche no conseguimos quien nos lleve y encima fue la noche más fría. Gracias a nuestra hermandad argenta dormimos en su casita con unas bolsas prestadas y un colchoncito...



.Happyness.


Con dinero necesario para encarar lo que vendría, tomamos contacto con un mecánico especialista de VW en Mérida que se ofreció a ayudarnos. Sin dudarlo nos largaríamos hasta allí aunque sea e dos cilindros. La distancia que nos separaba eran tan sólo 100 km, de los cuales 30 km deberíamos volver a subir al punto más alto, para luego comenzar a descender hasta llegar a la ciudad de Mérida.
No creo que nos alcance páginas para contar las peripecias vividas en esos 100 km y lo que tardamos en llegar. Pero la kombi, noble, llegó.
Bueno, queridos principitos, nos vamos despidiendo ya y les dejamos para la próxima el último capítulo de Venezuela, para, ya, sí, ponernos al día con nuestra actualidad Colombiana, espero que por estos días sean bien felices y puedan pasar unas lindas y sinceras fiestas. Nosotros por aquí, con otro presente, no tenemos idea donde nos “pillará” el 25, pero seguros de algo: Felices de nuestra vida y de nuestra decisión.




PD. Gente nos vamos yendo, y en kombi!!!! Que el futuro nos encuentre “unidos y no dominados” (gracias Pocho) Los queremos mucho y aunque no se note los extrañamos, y más por estas fechas.

Desde Taganga, Santa Marta, Colombia.
Abrazos y Besos Viajeros, Navideños.
Próxima Estación, ESPERANZA.

Hasta el Infinito, y más allá…






1 comentario:

Jorge Ramiro dijo...

Siempre soñé con recorrer los distintos países. Me encantaría algun dia poder realizar un viaje por el continente en mi auto y pasar por todos los países, e ir relacionándome con la gente. Ojala que pueda obtener vuelos con promocion para las próximas vacaciones de invierno