Al parecer, saliendo de Nicaragua, nos sorprendía un nuevo ruido en las partes traseras de nuestra entrañable compañera de viaje. El motor parecía rugir como un gatito y no como un tigre. Las caras comenzaron a ponerse serias y en el medio de la ruta, quien les escribe, luego de un chequeo médico, casi de urgencia, dictaminó el cuadro: la camioneta estaba en 2 cilindros, con 2 válvulas quemadas…Uffffffff A bailar se ha dicho!!!!
Las opciones no eran muchas: por un lado estábamos a 300 km de Managua, donde conocíamos gente y talleres que nos pudieran ayudar, pero para eso teníamos que desandar el camino ya hecho; y por otro lado, estábamos a 300 km de Tegucigalpa, capital de Honduras, donde nada conocíamos, ni sabíamos.
El corazón, y el ritmo del camino, quisieron que nos aventuremos hacia el norte.
Honduras nos recibió con lluvias, por supuesto, como no debería ser de otra manera en temporada de lluvias en Centroamérica, con la kombi rodando en dos cilindros, las carreteras casi destruidas y una eterna subida de casi 200 km hasta la capital de este país.
A cada paso que dábamos, sufríamos con ella, pero como estos dos viajeros son muy optimistas y saben muy bien que “la gorda” aguanta, decidimos llegar hasta Tegucigalpa. En las primeras imágenes que nos devolvía Honduras desde su paisaje y su gente, se percibía un gran cambio: grandes extensiones montañosas por todos lados. Voltear era ver un volcán o una montaña… Así que en este contexto, queridos principitos, la Clandestina, subía al ritmo de un boxeador pidiendo el ruido salvador de la campanada, para reponerse en las bajadas respirando todo el aire posible.
La noche nos sorprendía y debutábamos en el país con una noche de lujo en una gasolinera al ritmo de los camiones y los carros bebiendo cervezas y con musica a todo lo que da, durante largos ratos de la noche…
Y así llegamos… de una u otra forma conseguíamos librar tantas montañas, y una vez más, la noble kombi sacaba a relucir su hidalguía caballeresca…
Gracias a algunos amigos de Nicaragua, llegábamos auxiliados a la casa de Juan José, y su familia, miembros del club VW Cucaratrachas, quienes nos ayudarían a bajar el motor, y a conseguir un mecánico que nos diera una mano revisándolo…
El veredicto de Henry fue el que esperábamos: a bajar el motor y desarmar para ver qué tiene…
A comenzar a bajar nuevamente. Más aprendizajes en el camino
Al otro día visitábamos a nuestro querido Henry, de ahora en más, el master, y nos daba el terrible notición: las dos culatas ya no servían más, se habían dañados camisas y pistones, con tantos km y subidas en 2 cilindros…
Nuestra desazón fue enorme. Veníamos de temporada baja en Nicaragua, y lo que se avecinaba no era mejor, la poca plata que teníamos era para llegar hasta México por lo menos con la gasolina, así que un nuevo reto teníamos por delante.
Juan José, nuestro anfitrión, y su familia, se comprometieron tanto con nosotros y nuestra aventura, que se pusieron manos a la obra… Y así fue:
A los 2 días conseguíamos entrevistas con televisoras locales y radios, cubriendo nuestro preiplo latinoamericanista y haciendo eco de nuestro terrorífico presente. las noticias no se hicieron esperar y amigos de la familia y gente anónima ofreció su ayuda de manera desinteresada.

La casa de repuestos "LA META" nos donó la gran mayoría de repuestos y aceite para la kombi.
Cesar, quien desinteresadamente nos donó dinero para la compra de las 2 culatas y pistones para que la kombi y nosotros pudiéramos continuar con nuestro sueño. Puro corazón.
No sólo eso, sino que Juan José nos consiguió un permiso para que podamos estacionar la kombi dentro de un bar muy elegante y así poder vender nuestras camisetas y artesanías, y de esa forma promocionar nuestra aventura.
Más gente del universo VW que nos quiso apoyar
Algunos chiches nuevos para la viajera…
De esta forma nos íbamos despidiendo de Tegucigalpa y su gente. Lamentablemente mucho tiempo no le pudimos dar, sólo en nuestras idas y venidas de la casa de repuestos al mecánico y del mecánico a casa, veíamos pasar la ciudad por la ventanilla del coche…
Henry, el master, nos comunicaba la tan grata sorpresa de que el corazoncito de nuestra querida kombi ya estaba listo para emprender nuevas aventuras….
Y así dictaba el rictus del camino, allí estaba, para desafiar las terribles carreteras, arrasadas por tantas lluvias…
Henry, y su padre, después de que la Clandestina ya estaba lista…
Con Juan José y José Luis.
Sin la ayuda de toda esta gente, nunca podríamos haber seguido camino tan rápido. Gracias a ellos y a tantos otros, el camino se nos presentaba nuevamente.
1. Caminando en los inicios del mundo maya...
El camino hacia Copán nos sorprendía paso a paso. La cadena montañosa era cada vez más grande, pero con motor casi nuevo, ese no era un problema… sólo el cansancio de tantas curvas y contra curvas, subidas, bajadas, frenos recalentados, etc., etc… cosas que cualquier viajero como nosotros está acostumbrado.
Muchas Guacamayas en la entrada a las ruinas.
Estas serían las primeras en nuestro universo antropológico e histórico a lo largo del territorio Maya y Azteca…




De aquí en más, vayan acostumbrándose a ver piedras, porque quedan aún bastantes por visitar…


Desandando el camino hacia atrás, desistíamos de entrar a Guatemala por el lado de Copán ya que las carreteras estaban destruidas por la temporada de lluvias, y hacían de estas intransitables. Además teníamos ganas de conocer El Salvador, en contra de la reticencia de la gente y de la supuesta peligrosidad de su capital y de las ya famosas “maras”. Como ustedes saben, queridos seguidores, si hubiésemos tenido algún tipo de temor, nunca podríamos haber salido y llegado hasta donde hemos llegado…
Tal vez, sea el día en que apaguemos los televisores y dejemos de comprar los diarios y de escuchar medios, que sólo se interesan en mostrar lo malo que es y está el mundo, cuando en realidad, cuando uno sale a verlo con sus propios ojos, lo contrario se impone. A vivir, se ha dicho…
Lo bueno de Centroamérica, es que las distancias son cortas. En un cerrar y abrir de ojos, uno se topa con otra nueva frontera.

La noche llegaba y conseguíamos una buena gasolinera en un pueblito a escasos 100 km de San Salvador, con duchas incluidas y hasta comedor económico. La novedad: la moneda era nuevamente el dólar, como tiempo atrás en Panamá, temíamos por nuestra economía…
A secar se ha dicho, sacamos los colchones, las almohadas, las sábanas, todo pa´ fuera.
Entre tanto acomodo, nos percatábamos que al lado nuestro se estacionaba un bus de turistas españoles que se dirigían hacia una playita bastante alejada y de muy difícil acceso a ver desovar a las tortugas.
Muy curiosos ellos, se fueron acercando uno por uno a la kombi, y después de haberles contado la historia de nuestra aventura, comenzaba la milagrosa bienvenida a El Salvador.
Interesados por su presente de viajeros y de ayudantes sociales en países en vías de desarrollo (uhhh que palabras!!!) nos terminaron comprando muchísimas camisetas y dándonos una muy buena bienvenida a este país, ya que era temporada baja y la verdad que es muy difícil vender artesanías cuando no hay turistas. El destino una vez más nos demostraba que no existe plan. Si no hubiésemos estado en esa gasolinera y nose hubiese mojado todo, nada de eso hubiera ocurrido…
Pero nosotros insistimos y arrancamos para allá. Obviamente.
Así que, las tortugas, para la próxima, y volvimos a la carretera para llegar hasta la capital de este país, San Salvador, donde nos esperaba Graciela y su familia.
Parada obligada desde que salíamos desde Buenos Aires, era esta, la de san Salvador. Resulta que allí viven amigos de la familia de la infancia. Compromiso valga, y a recargar energías. Graciela y su familia nos recibió como en casa, mimándonos con todo tipo de comidas argentinas y haciéndonos sentir un poco más cerca entre tanta lejanía.

Aprovechando la estadía en casa de amigos nos pusimos a organizar la casa…Sí, señores, eso que ustedes hacen cada fin de semana cuando llueve o están aburridos, nosotros lo hacemos cada… no mejor, no decirlo…
A lavar se ha dicho, sábanas, fundas, ropa, hacer una limpieza general de toda la kombi, ordenar y reacomodar a ver si entra alguna cosita mas, y dejarla como nueva lista para segur comiendo kilómetros .

Como Graciela amadrinaba una guardería fuimos a leerles unos cuentos de nuestra Biblioteca Infantil andante. Lo cierto es que la temporada de lluvias no amainaba y cada vez más nos imposibilitaba el acceso a ciertas comunidades y el trabajo con los libros al aire libre.
5. “Un poco de mar, francés”
Ya con las valijas hechas y el tanque de gasolina lleno, algunos rayitos de sol asomaban para enfilar hacia nuevos caminos, perooooo… una invitación de los amigos de club vw el salvador, hizo de un día más nuestra estadía en la capital salvatrucha.
Esta querida gente sí que nos hizo sentir importante. Arrancaron con una entrevista con cámara y todo; nos hicieron probar muy rico café Salvadoreño y además nos regalaron una noche en un hotel para que podamos compartir una noche mas con ellos.
La postal con sus amores.
Y por supuesto, nos llevaron a comer las tan renombradas “Pupusas Salvadoreñas”, que por cierto son una exquisitez. Una noche a todo lujo., para ahora sí…
Al día siguiente fuimos a conocer dos playas, que según nos contaron en temporada hay mucha gente y sobre todo surfistas, pero como no estamos en temporada, no habia ni un alma, así que bajamos, las conocimos y seguimos viaje.
El mar por estas zonas es bien distinto. El océano Pacífico se pone de un color más oscuro y su oleaje es más violento. Las playas por lo general son de piedras y grandes rocas.
En el camino nos intercepto la gente del club VW de otra ciudad que nos quería conocer, así que nos invitaron a cenar y tuvimos una agradable charla contando anécdotas de nuestro viaje entre cerveza y cerveza, cosa que obligó a que no siguiéramos camino y nos tiráramos a dormir al costado del camino…
¿Qué mirás, cachivache?, parece decir, ante los extraños invasores.
Camino hacia la ciudad de Santa Ana, comenzamos a disfrutar de la ruta del café, observando pueblitos bien coloridos y grandes extensiones de plantaciones de café a todo lo largo de las montañas. Por esos lados la altura es importante, y hace del aroma del café, algo único.
Camino hacia el norte nos desviamos hacia el nombrado sitio arqueológico Tazumal, antiguo lugar Maya con más de tres mil años de antigüedad, más conocido por el paso de Ernesto “Ché” Guevara, en su mítico y transformador viaje por Latinoamérica, que por su majestuosidad.
Humanidad.
Esa noche dormimos en Bomberos de Santa Ana, ya listos para seguir viaje hacia nuestro próximo destino… GUATEMALA, el país de los mil colores… Poco a poco, queridos amigos, nos vamos acercando al destino final de Ida, de esta pequeña historia de aventuras y desventuras. Hoy más que nunca nos separan miles de km y de vivencias, entre estos escritos y la realidad, pero de más está decir, que detrás de estos relatos se esconde el gran misterio, que es la Vida, y en ustedes también está saber interpretarlos, sino de nada serviría todo esto…
Abrazos Viajeros, y distantes…
Desde algún lugar de México.
Por la carretera…
Para ver las fotos...
3 comentarios:
Tienes un blog muy interesante, es un placer ver todo el esfuerzo que le has dedicado.
Quizas te guste el mio
www.muytranquilo.es/
Saludos ;)
Hola!!
Permiteme presentarme soy Melannie, administradora de un directorio de blogs, visité tu sitio http://amerikaenkombi.blogspot.com/ y está genial, me encantaría poner un link de tu blog en mi sitio web y por mi parte te pediría un enlace hacia mi web y asi beneficiar ambas webs con más visitas.
Si estas de acuerdo no dudes en escribirme a melannieagurto@gmail.com
Éxitos con tu blog.
Un Saludo
Melannie.
Holis hoooolissss..Soy yo otra vez!!! jajajajaja De verdad que los extraño mucho :( si supieran cuantas cosas les tengo que contar y cuanta falta me hacen..Gracias a Dios veo que estan de maravilla :D
Saben que por aqui me tienen para lo que salga!! De verdad M&M,se les extraña muchotote :´(
En mi corazón...Hasta el infinito y mas allá <3
Katy.
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